Esta noche (02:30, hora española) arrancan las Finales de la NBA. Los Celtics ya no están. Tampoco Mavericks, Lakers, Nuggets, Knicks, Cavaliers, ni ninguna de las grandes estrellas que acostumbraban a dominar. En su lugar, dos equipos jóvenes, explosivos y con cuentas pendientes con la historia: Oklahoma City Thunder e Indiana Pacers.
Una cosa está clara: pase lo que pase, habrá un campeón inédito. Por primera vez desde 2006, ninguno de los dos finalistas ha ganado nunca un anillo. Y por primera vez en la historia, la NBA tendrá siete campeones distintos en siete temporadas consecutivas.
El fin de los súper equipos
La NBA vive un cambio profundo. Adiós a los súper equipos repletos de estrellas. El nuevo convenio colectivo castiga el gasto excesivo y favorece la paridad. Thunder y Pacers son el ejemplo perfecto: jóvenes, atléticos, rápidos y, sobre todo, baratos. Ninguno paga impuesto de lujo. De hecho, es la primera final desde que existe este impuesto donde eso ocurre.
Los Thunder, con una media de edad de 24,7 años y uno de los presupuestos más bajos de la liga, están firmando una de las mejores temporadas de la historia. Han ganado 68 partidos en temporada regular y llegan a las Finales con un balance total de 80-19. Solo los Warriors de 2016 y los Bulls de Jordan en 1996 tenían mejores registros en este punto.
Oklahoma City, el gran favorito
Los Thunder no solo tienen números históricos: también al MVP, Shai Gilgeous-Alexander, y una de las mejores defensas estadísticas jamás vistas. Son veloces, intensos y dominan los partidos con una defensa que provoca pérdidas y genera puntos en transición (17,8 por partido en playoffs).
Además, juegan en casa como nadie: fueron el mejor equipo local en temporada regular (35-6) y en los playoffs solo han perdido un partido en OKC. Su diferencial de puntos como local (+221) es incluso mejor que el de los Celtics campeones de 2008.
Indiana, el milagro improbable
Los Pacers, por su parte, son la sorpresa del año. Llegaron al 1 de enero con récord negativo (16-18) y sin ningún jugador recibiendo votos al MVP. Pero desde entonces han sido el segundo mejor equipo de la liga (41-13 con Haliburton en pista).
Tyrese Haliburton, base de 25 años y oro olímpico en París 2024, es el alma del equipo. Es veloz, creativo y cuida el balón como nadie: ha firmado ya tres partidos de playoffs con al menos 30 puntos, 15 asistencias y cero pérdidas. Nadie lo había hecho más de una vez desde que se registran estos datos.
Indiana juega a un ritmo altísimo, con ataques cortos y mucha circulación de balón: es el equipo que más pasa en playoffs (cuatro o más por jugada en el 22,5% de sus posesiones) y comete muy pocas pérdidas. Además, es letal en el tiro exterior: 46,9% en triples desde la esquina y un TS% (eficiencia real de tiro) superior a cualquier equipo en temporada regular.
Choque de estilos, misma filosofía
Ambos equipos juegan rápido, provocan muchas pérdidas al rival y son excelentes en transición. En puntos tras pérdida del contrario, Thunder y Pacers son primero y segundo. Lo mismo en defensa de esas jugadas. El control de balón será clave: en estos playoffs, el equipo que pierde menos el balón ha ganado el 72,6% de los partidos.
En media cancha, los Pacers son más efectivos. Su ataque en estático lidera los playoffs, mientras que el de Oklahoma ha bajado en eficiencia respecto a temporada regular. El acierto exterior de Indiana puede ser decisivo ante una defensa que concede muchos tiros desde las esquinas.
Historia en juego
Rick Carlisle busca su segundo anillo como entrenador, esta vez con los Pacers tras lograrlo con los Mavericks en 2011. Solo tres técnicos han ganado con dos franquicias distintas: Hannum, Riley y Phil Jackson.
Ninguno de estos dos equipos jugó en Navidad ni partía entre los favoritos. Es más, en el parón del All-Star los Pacers tenían solo un 0,8% de opciones estadísticas de llegar a la Final, menos que tres equipos que hoy ya piensan en el draft.
Ambos representan ciudades pequeñas en lo mediático: Indianápolis es el mercado 25 en EE. UU., Oklahoma City el 47. Aun así, las entradas están por las nubes: 1.147 dólares de media, aunque un 25% menos que el año pasado.
Un anillo inédito para un nuevo tiempo
Ninguno de estos dos equipos ha sido campeón en la NBA moderna. Los Pacers ganaron tres títulos en la vieja ABA, pero nunca en la NBA desde la fusión. Los Thunder llegaron a una final en 2012 (la perdieron ante LeBron y Miami), pero nunca levantaron el trofeo.
Ambos equipos desafían la norma: jóvenes, económicos, colectivos, intensos. Esta Final es mucho más que el último paso de una temporada. Es un símbolo del cambio en la NBA. Un cambio donde ya no manda el más rico ni el más famoso, sino el que mejor trabaja.
Y esta noche, en el primer partido, comienza la pelea por ese nuevo trono.